jueves

NÉSTOR KIRCHNER 1950-2010

GRACIAS POR DEVOLVERNOS LA ALEGRIA, LA DIGNIDAD Y LA ESPERANZA.
FUISTE, SOS Y SERAS EL MEJOR EJEMPLO DE MILITANTE, CUADRO POLITICO Y DIRIGENTE, QUE NO RENUNCIA A SUS CONVICCIONES Y NO TRAICIONA SUS IDEALES

 
Cómo andás Flaco? Qué contás? Ya armaste algún quilombo allá arriba? Y sí, más bien que sos un quilombero. Marca cañón, maestro. Ja, ja. Como cuando cabeceaste la cámara de Crónica el día en que asumiste. Qué vértigo, boludo. Cómo me gustó eso..


Me acuerdo cuando viajaste por primera vez al exterior y en España los recagaste a pedos a los empresarios que manejaban la mayoría de las privatizadas y que se sentían los dueños del país, los hijos de puta. Cómo me gustó eso, Flaco. Me quedé frío y pensé: "este es otra cosa". Ahí empecé a pensar que algo era diferente, vos sabés. Porque yo te voté sin conocerte, más que nada para que no ganara Carlos, viste? No, no te toqués el huevo, boludo. Qué bárbaro. Yo pensé que cuando llegás al Cielo te salían alas y te encajaban una aureola y un camisón blanco. Pero no, vos seguís siendo el mismo demente. Dios mío.

Te decía que yo te voté sin conocerte. Vos viste que ahora todos te conocían de antes y todos te veían venir. Todos son co fundadores del Proyecto Nacional. Todos te dieron la mamadera, Flaco. Y, es así.
Yo no, la verdad. Pero esa vez, cuando supe lo que habías hecho en España y lo escuché al cerdo ése que manejaba, no sé si Aerolíneas o Telefónica, salir quejándose de que un Presidente argentino les hubiera hablado en ese tono, justo a ellos, que invertían en la paupérrima Argentina. Nos estaban haciendo un favor, parece. Qué reverendos hijos de un tren lleno de putas. Qué orgullo sentí!

Y después te plantaste frente a los militares y les gritaste que vos no les tenías miedo. Y ahí sentí que yo estaba ahí con vos gritando lo mismo, después de tantas decepciones, de tanta adrenalina desde los levantamientos carapintadas en tiempos de Raúl, las leyes vergonzosas de Punto Final y Obediencia Debida y después los indultos de Carlos y de Tachuela. Todos habían transado con la corporación militar. Todos menos vos. Porque ninguno tuvo las pelotas, no ya de bajar los cuadros (que no las tuvieron) sino de impulsar las causas, anular las leyes oprobiosas y borrar del mapa una Corte Suprema de títeres colaboracionistas para poner una verdaderamente comprometida con los valores de la democracia. Eso lo hiciste vos. La voluntad, Flaco, es eso. Es pelearla hasta que ocurra.

Yo jamás creí en toda esa mierda de los dos demonios, no viajé con el uno a uno y nunca me sumé al que se vayan todos. Una vida del lado equivocado del mostrador, dirían algunos. Pero te digo que todo eso me dejó listo para un loco como vos. Para un luchador como vos. Y te banqué, y te critiqué y te volví a bancar.

Y cuando me enteré que habías muerto, no lo creí porque siempre pienso que los tipos tocados por la mano de la Historia deberían irse con más bamboya. En realidad, esa incredulidad es un mecanismo de defensa ante lo inevitable. Porque cuando alguien como vos se va, se detiene el tiempo. Entendés? Es como que todo se frena y, por un momento, nada transcurre. Es un instante eterno de dolor, de estar en la cima de la montaña rusa, esperando para caer. Me pasó con mi vieja, Flaco. Me pasó lo mismo, te lo juro.

Igual, te digo la verdad, cuando entré a la capilla ardiente, después de ocho horas y pico de cola, de cantar hasta la afonía, de ver tanta gente sintiendo la misma desolación, la misma bronca ante esta jugarreta de la muerte, después de pelear con los de la Tupac que se querían colar; después de todo eso, cuando entré solamente la ví a Ella, parada, chiquitita. Ni ví el cajón (sí, el que estaba lleno de piedras, jajaa). Y algo le dije a ella, algo de "a muerte con vos, Cristina". Y ella movió la manito apenas. Y ahí me quebré, al salir y entender que había perdido algo más, de todo lo que uno va perdiendo en la vida, algo importante. No era cualquier cosa. Eras vos, que te habías quedado ahí. Uf, qué terrible.

Sí, dale, vos cagate de risa. Pero yo la pasé mal. Yo y millones que de pronto esa mañana de hace un año se sintieron solos de toda soledad. Como nuestros mayores se sintieron huérfanos cuando se fue el Viejo. Y antes cuando Evita entregó la vida por la causa del Pueblo.

Mirá como son las cosas: yo moqueando como un boludo y vos riéndote de lo lindo. Y sí, es tu prerrogativa. Hiciste las cosas bien. Quedó Cristina, que es un lujazo; la militancia creció y llevó tu nombre como bandera a la victoria. Cristina ganó y con ella ganamos todos. Y ganaste vos, guacho, que sabías bien a quién dejabas.

Hoy, un año después, sabés Flaco, somos un país mejor aún que el que vos dejaste. Estamos de pie, sin ceder un tranco de pollo, decididos en tu nombre y el de Ella, en el del Viejo y Evita, a seguir peleando hasta completar nuestra amorosa revolución de justicia. Y no vamos a parar. Y no vamos a retroceder. Los tenemos a ustedes tres allá arriba empujando y a Cristina al frente, marcando el camino. Y te juro, como alguna vez se lo juré a Ella, que aún aquellos que no somos valientes, lo seremos por Ella y por tu memoria.

Y nada ni nadie nos para esta vez, como decía aquella canción de tu época.
Mirá el quilombo que armaste , Flaco.
Nos estamos viendo, hermano.

Gracias al compañero Mario Paulela, por este lindo articulo de su pagina "Pensando la Argentina"


OH... YO SOY ARGENTINO Y SOY SOLDADO DEL PINGUINO

No hay comentarios:

Publicar un comentario